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Denuncia

Llevan a Fiscalía a siete menores acusados de agredir a una niña y a su padre

El juzgado no concede la orden de alejamiento que reclama la familia de la víctima

Llevan a Fiscalía a siete menores acusados de agredir a una niña y a su padreV. MARÍ

La familia se ha visto superada por unos acontecimientos que tardarán en asumir. La madre agarra las riendas con fuerza, intenta llamar a las cosas por su nombre y encontrar la solución. Lleva tres semanas explicando su denuncia, en la Policía, en la Guardia Civil, al médico, al otro médico, al juez, a la abogada, al otro abogado, al periodista, que cuatro chicas de 16 años pegaron en la calle a su hija, que también tiene 16, y la dejaron en ropa interior, y que cuando la niña, vencida, telefoneó a su padre para que la sacara de ese lugar público repleto de gente que la miraba sin ayudarla, le pegaron a él también, y que le pegaron duro, puñetazos, patadas, pedradas, y un botellazo, y que en este caso fueron chicos, muchos chicos, y también eran menores.

La niña no puede dormir, ni va al instituto, no puede salir a la calle si no es de la mano de su madre, y esta se pregunta que para algo deben estar las instituciones y las órdenes de alejamiento. La gente del sistema actúa de buena voluntad, son comprensivos, pero el sistema falla.

Veinte días han hecho falta -y veinte noches, subraya la madre- para que la noticia llegue a la Fiscalía de Menores, que está en Palma.

La madre no puede entender cómo es posible que todos los profesionales cumplan debidamente con su trabajo y no se vean resultados. Tres semanas han pasado y es como si el tiempo se hubiera detenido. Ya no sabe qué más hacer, y por eso insiste en hacer público el caso.

Primero habló con la Policía. Luego con la Guardia Civil, que ya ha tomado declaración a los menores señalados, al menos a siete, aunque faltan más. Como los agentes tienen que hacerlo en presencia de los padres, el proceso es lento.

En el instituto

Entretanto, en el instituto pasan más cosas, y la madre presenta una ampliación de denuncia por amenazas contra una de las menores señaladas, la única que va a clase con su hija. Los responsables del centro intentan que las chicas no coincidan, cambian horarios y clases para evitar el contacto, pero un día la menor denunciada se le acerca y le habla. «No tengas miedo, no te voy a pegar», se lee en la denuncia. Demasiado para la chica, que ya no ha vuelto a clase.

La madre denuncia también en el juzgado de guardia, y allí deciden que habría que tomar declaración a unas treinta personas, menores en su totalidad. Dice el juzgado que en estas circunstancias no se pueden dictar órdenes de alejamiento, y que la instrucción la debe llevar otro juzgado, no éste, sino el que ese día estaba de guardia. Pero entonces, «¿por qué me hacen denunciar en éste?», se pregunta la madre.

«No procede acordar en este momento procesal ninguna medida de alejamiento, pues, de una parte, los hechos denunciados solo constituyen hechos puntuales, ocurridos en una sola ocasión, ya que no constan hechos anteriores y, sobre todo, amenazas de reincidir», explican en el juzgado. Y añaden: «Al parecer, los agresores son menores y, en tal caso, este juzgado de guardia no tendría competencia para actuar contra los mismos (...) que podrían ser hasta 30...». Pero el tiempo pasa y la niña sigue sobresaltada por las pesadillas, y no quiere salir a la calle por miedo a encontrarse con ellas. La madre acude al psicólogo del juzgado, pero le dicen que no pueden tratarla, que eso podría influir en la chica y desvirtuar la investigación en curso. Entonces van al Área de Psiquiatría, pero allí tampoco les pueden ayudar. Acaba refugiándose en su pediatra de siempre. Y al final acude a la prensa. A ver de qué sirve la prensa, se pregunta ahora la madre.

A golpes

Acaba de anochecer... En la calle el grupo de menores está de celebración. «Tú, ¿qué pasa que me vas llamando guarra?, ¿vas a seguir hablando con él y comentándole?». «Sí, porque me llevo bien con él».

En ese momento, según el relato de la víctima, una de las menores denunciadas le tira del cabello, le arranca el vestido y comienza a pegarle. Le agarra de la cabeza, se la baja hasta las rodillas y la golpea.

Cae al suelo y recibe patadas de otras dos chicas, tal vez más, siempre según la denuncia. Una de ellas es compañera del instituto, otra de repaso y la otra del gimnasio. Mientras, 30 personas mirando. Solo dos, un chico y una chica, intentan ayudarla.

Llorando recoge el móvil y llama a su padre, que llega a toda velocidad. Se la encuentra en ropa interior, tapándose como puede, y pregunta quién ha sido. La niña apunta con el dedo y dice un nombre. «Soy yo. Qué pasa». El padre, según la denuncia, le dice a la menor que avise a sus padres, que van a ir juntos a la Guardia Civil a explicar todo esto. «Eres menor llama a tus padres, nos vamos a la Guardia Civil». En ese momento, según la denuncia, alguien le sujeta los brazos, y otros empiezan a darle puñetazos y patadas. No se defiende, no puede hacerlo porque son menores, él diría que unos 30, y sólo se cubre.

Contra él no hay denuncias. Puñetazos en la cara, pedradas y finalmente un botellazo en la frente.

Consiguen marcharse al hospital. El parte de ella describe contusiones faciales, hematomas, erosiones en la espalda, las rodillas y los muslos. Nariz inflamada y esguince de tobillo de grado II.

Él tiene una brecha de tres centímetros en la frente, consecuencia del botellazo. Los médicos se la cierran con tres puntos de sutura. Diversos hematomas en el rostro y erosiones en la mucosa del labio inferior.

La Guardia Civil tiene mucho trabajo. Hay que interrogar a muchas personas. De momento son siete los nombres remitidos a la Fiscalía de Menores, cuatro chicas y tres chicos, pero el número puede aumentar.

Alguien que conoce a los denunciados se indigna por lo que ha pasado. Aporta conversaciones de whatsapp que revelan cómo se las gasta el grupo.

La madre también lleva whatsapps a la Guardia Civil: algunas de las chicas señaladas se han atrevido a enviarle mensajes para intentar manchar la imagen de su hija. Por suerte, el curso acaba dentro de un mes.

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